Tengo algo importante que enseñarte, y sería bueno que detuvieras todo lo que estás haciendo y te esforzaras por prestar atención a lo que voy a hablar hoy, porque a veces nos amenaza el dolor, un incómodo, una molestia, y a menudo ni siquiera nos damos cuenta de que todo esto es una afrenta que el enemigo nos está haciendo. No prestamos atención al hecho de que estas cosas que nos suceden son complots diabólicos, cosas planeadas en el infierno para desestabilizarnos. Nos quedamos callados, y muchas veces lo aceptamos como si fueran cosas naturales, pero no lo es. Tenemos un enemigo espiritual que no quiere vernos bien en absoluto y intenta, en todos los sentidos, entristecer al Señor Dios con nosotros. Por eso nos ataca con los más diversos tipos de problemas, todos con un único objetivo: hacernos pecar, y tener una forma de acusarnos ante Dios. Nuestro enemigo sabe que