Él es nuestro Creador y Padre, y sus misericordias son muchas. Por eso, nunca te dejes llevar por el pesimismo. Porque, incluso si llegamos a transgredir sus mandamientos, Él no cambiará sus planes con respecto a nuestra vida, siempre y cuando nos arrepintamos y, con su ayuda, dejemos el camino equivocado. Fue así en la antigüedad, cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto y lo liberó de la mano de Faraón. "La columna de nube nunca se apartó de ellos de día para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para iluminarlos y mostrarles el camino por el que debían ir". (Nehemías 9.19) Así ha sido hoy, y lo será hasta que Jesús regrese.
Quien una vez recibió a Jesús como su salvador, ahora tiene un pacto con Él. En ese pacto, Él promete que si confesamos nuestros pecados, Él nos perdonará. Está escrito: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia. (1 Juan 1:9).
A veces nos enfrentamos a situaciones difíciles en la vida, y en esos momentos en que todo es gris, y el techo parece bronce, y sentimos que nuestras oraciones no son escuchadas, el enemigo intenta poner en nuestro corazón la duda de que Dios no está con nosotros… Sea firme en su caminar con el Altísimo y no crea en las mentiras del enemigo. Dios siempre te guiará en cada decisión que tengas que tomar, y cuando toda la tribulación haya pasado, verás que Dios te guardó con Su columna de fuego y te dio la iluminación necesaria para ganar.
Vigile no dejar la presencia del Señor. No fallarás ni serás vencido por el enemigo si estás cimentado en
¡Dios te bendiga!