Quiero estudiar con ustedes hoy un hecho que le sucedió al profeta Elías, porque a veces Dios nos habla, y somos como tontos, no creemos realmente, y conclusión: frustramos el plan de Dios. En el último estudio vimos que aquella mujer cananea, que tenía una hija endemoniada, por poco no perdió su bendición. Ella no estaba segura de que Jesús quisiera bendecirla e incluso ella no se creía digna de la bendición. Fue necesario que Jesús se metiera con su garbo para que ella reaccionara. Sucedió con el profeta Elías que, si él mismo no fuera un hombre de Dios, no cumpliría el plan de Dios.