Hemos perdido muchas bendiciones porque no sabemos esperar, no dejamos que Dios actúe, y muchas veces queremos apresurar las cosas. Tenemos que saber ser pacientes. Esto no quiere decir que vayamos a cruzar los brazos y esperar a que sucedan las cosas... ¡No! Tenemos que poner los hechos ante Dios, confiar en su providencia y actuar en el momento oportuno, siguiendo la dirección que el Señor nos da, en el nombre de Jesús. No existe nadie que nos presione, presione para que tomemos una decisión... en absoluto.